Casi la mitad de la población adulta ha sufrido algún episodio de dolor de
cabeza fuerte a lo largo de su vida. Se calcula que algo más de un 10% de estas
cefaleas son diagnosticadas como migrañas. Su prevalencia es más frecuente en
mujeres, y se habla de un trastorno constitucional con base genética, por lo
que no es difícil encontrar casos similares en los antecedentes familiares del
afectado. La migraña, también llamada hemicránea o jaqueca por afectar
típicamente una mitad del cráneo, se manifiesta principalmente por un dolor de
cabeza unilateral, usualmente pulsátil y muy intenso e incapacitante, y que
puede asociarse a otros síntomas como náuseas, vómitos, e intolerancia a la luz
y a los ruidos. En algunos casos antes del dolor propiamente se manifiestan
síntomas visuales que les ponen en sobre aviso, como destellos lumínicos o
visión borrosa y distorsionada, lo que se conoce como aura.
Silvia acudió a la consulta para intentar precisamente acabar con sus
terribles ataques migrañosos. Llevaba más de veinte años sufriendo de esa misma
patología. De hecho recordaba muy bien el primer episodio que presentó a los 18
años, justo después de realizar los exámenes de selectividad. A partir de
entonces había podido ir controlando el dolor a base de analgésicos o
antiinflamatorios, e incluso posteriormente había utilizado ocasionalmente
inyecciones subcutáneas de un agonista serotoninérgico para disminuir la fuerte
intensidad de los cuadros. Pero cuando su médico de cabecera le advirtió que
debía disminuir el consumo de este tipo de fármacos por haberle detectado
alteraciones tanto del aparato gástrico como en la función hepática y renal,
decidió buscar en la homeopatía un aliado seguro y eficaz para afrontar su
proceso. Su primera experiencia con la misma fue tomando durante una crisis un
complejo homeopático que le recomendaron en la farmacia, y ante su sorpresa, no
sólo le alivió el cuadro sino que no tuvo que repetir su toma hasta mucho más
allá de lo que era habitual (en esa época solía presentar ataques agudos de
migraña cada 2 o 3 semanas). Pero con el tiempo la reacción al medicamento fue
atenuándose, por lo que finalmente decidió solicitar visita en nuestro centro.
¿Qué es la migraña y cuáles son sus
causas?
En la actualidad, la mayoría de los expertos coinciden en que el ataque migrañoso
empieza realmente en el cerebro e involucra desequilibrios bioquímicos en varias
vías de transmisión nerviosas. Estos cambios afectarían al flujo sanguíneo de
las meninges cerebrales y a los tejidos circundantes. Y aunque no se conoce
exactamente el mecanismo por el que se generan estos cambios en la actividad
cerebral, sí que se han identificado algunos factores que predisponen e incluso
desencadenan un episodio de hemicránea, como cambios en los patrones del sueño
(tanto la falta como el exceso de horas de sueño se han relacionado con la
etiología migrañosa), ciertos alimentos o conservantes (fundamentalmente
chocolate, café, vino tinto, algunas carnes rojas y otros alimentos procesados
y fermentados), ciertos olores o estímulos visuales destellantes, o también
situaciones de estrés físico o emocional.
Cómo abordar el ataque agudo
Por ello, la primera recomendación para quien sufre de este mal será
mantener unos hábitos higiénico dietéticos sanos y equilibrados, prestando
especial atención a cuáles son los factores estresantes en nuestra vida e intentar
desembarazarnos de las sobrecargas que habitualmente vamos adquiriendo a lo
largo de nuestro camino. No es de extrañar que personas perfeccionistas, con un
excesivo nivel de auto exigencia, suelan padecer de cefaleas o migrañas con
relativa frecuencia. También será importante cuidar la dieta, en la que
deberían reducirse al máximo los alimentos antes mencionados, así como los
azúcares refinados.
Los medicamentos homeopáticos que empleamos para las crisis migrañosas
dependen de las modalidades de expresión sintomática que presenta cada
individuo. Pero hay algunos que solemos emplear con mayor frecuencia por su
similitud con el cortejo de síntomas más característicos. Quizás uno de los más
utilizados es Spigelia, que
prescribimos ante violentas neuralgias del lado izquierdo de la cabeza,
asociadas a fuertes palpitaciones. Si la hemicránea comienza en el occipucio y
termina en el ojo derecho, junto a oleadas de calor sobre las mejillas, serán
de gran utilidad una toma de Sanguinaria
canadensis. En cambio, si se presenta un dolor presivo hacia el exterior y como
en sacudidas musculares que empeora con el período menstrual, Cimífuga racemosa ayudará a aliviarlo. Bryonia alba es otro fármaco al que recurrimos cuando el dolor se agrava
ante cualquier pequeño movimiento y en cambio mejora con la presión. Y
empleamos Iris versicolor cuando la
migraña se presenta con aura y aparece en fin de semana o vacaciones,
típicamente acompañada de trastornos gastrointestinales.
Tratar y fortalecer el terreno
Evidentemente existen otros muchos medicamentos homeopáticos que pueden ser
prescritos en las crisis migrañosas. Pero si algo caracteriza a la homeopatía
es que funciona muy bien en las patologías de repetición. En ese caso, lo que
se debe pretender es cambiar esa predisposición a enfermar, invertir esa
tendencia al dolor de cabeza, y eso se puede lograr mediante la sutil señal del
medicamento adecuado. Fue el caso de Silvia, quien me destacó en esa primera
visita que el dolor habitualmente empezaba en la parte occipital y recorría
toda la cabeza hacia la parte frontal, especialmente del lado derecho. Asociaba
muchos de sus ataques a haber cogido frío previamente, y lo que necesitaba para
aliviarlos era sobretodo silencio y taparse la cabeza. Entre sus antecedentes
sanitarios destacaba la tendencia a formar colecciones purulentas tanto en piel
como en mucosas (de pequeña sufrió muchas amigdalitis). No tenía excesivos
problemas para conciliar el sueño, pero sí había tenido épocas de sonambulismo
y en esos momentos tenía la impresión de tener sueños angustiantes, aunque no
los recordaba con precisión. Silvia se definía como insegura y tímida, y muy
sensible a las impresiones. Después de las primeras tomas de Silicea, fueron disminuyendo los episodios
de migraña, tanto en frecuencia como en intensidad, y en la actualidad presenta
solo algún recuerdo de lo que fueron sus martilleantes e inhabilitantes dolores
de cabeza, que controla enseguida con unos sorbitos del mismo medicamento
diluido.
Un enfoque global
Cuando un dolor de cabeza se repite debemos preguntarnos qué lo ha podido
generar, qué hemos realizado sin desearlo o qué hemos dejado de hacer por no
creernos capaces de ello. Aquello que nos altera nuestro estado emocional puede
influir definitivamente en la génesis de uno de los males más antiguos de la
humanidad. Saber escuchar nuestra voz interior no es tarea fácil, y sin embargo
es el camino más directo y certero para recuperar el frescor y la claridad de
nuestra actividad mental.
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