La medicina homeopática es absolutamente segura
tanto para la madre como para el feto, por lo que debería ser contemplada como
una excelente opción terapéutica durante este período tan trascendental para
ambos.
Laura acudió a nuestro centro estando ya embarazada de Nil. El motivo por
el que me consultó no fue otro que las molestas náuseas que la habían
acompañado casi a diario desde 8 semanas atrás. Había probado con la medicación
convencional pero el cuadro se había intensificado, y últimamente ya se
asociaba a vómitos frecuentes. Me contó que incluso a veces los mismos le
provocaban dolor en la zona de la glotis, pero que cuando lograba expulsar el
contenido gástrico mejoraba rápidamente su estado general. Otro aspecto que comentó
durante la historia clínica fue que las náuseas se acompañaban de mucha
inquietud y miedo a que algo malo le fuera a pasar, a ella o a su bebé. Pero a
su vez también había notado un aumento de la somnolencia que la acompañaba
prácticamente todo el día. Todas estas características junto a otros detalles
que formaban parte de su expresión más global ayudaron a perfilar el
medicamento homeopático que más se ajustaba a lo que Laura requería,
precisamente por el efecto de similitud que el médico homeópata busca entre los
síntomas singulares que expresa el paciente y las peculiaridades del propio medicamento.
Antimonium Tartaricum dio la señal
adecuada para que en menos de una semana las náuseas y los vómitos remitieran
hasta el punto de no volver a aparecer ya durante todo el embarazo.
Una historia de nueve meses
Sin embargo, como es bien sabido, la gestación transcurre durante un
período que suele alargarse unas cuarenta semanas. Durante el resto de su
embarazo Laura precisó de nuevas revaloraciones para ajustar el tratamiento,
sobretodo en la fase final de preparación al parto. El embarazo, sin lugar a
dudas, no es una enfermedad, y no debe contemplarse como tal. Pero durante el
mismo pueden aparecer síntomas o patologías que, a veces con cambios de hábitos,
otras con el arsenal terapéutico del que disponemos, pueden encontrar clara
mejora. Teniendo en cuenta que los principios de la homeopatía nos hablan de
eficacia segura, sin efectos secundarios ni toxicidad sobre la madre ni el
feto, y sobre todo de curación suave a largo plazo, esta opción debería ser
tomada muy en cuenta. Si a ello le añadimos la capacidad que tiene un mismo
tratamiento individualizado homeopático de alcanzar cambios en la esfera física
pero a su vez también en la mental y emocional del individuo, podemos adivinar
que la experiencia de quien lo recibe es mucho más satisfactoria y armónica que
otras opciones.
Durante estos nueve meses se está formando un ser humano único e
irrepetible, que ya desde un inicio recibe las huellas por parte de su madre
que le ayudarán en ese crecimiento. La impronta que recibe a nivel biológico y
genético también se complementa con la transmisión de impresiones y emociones
de la madre. Efectivamente, el bebé ya desde bien temprano recibe todas las
sensaciones que vive su progenitora: sus procesos bioquímicos, la conciencia,
la memoria celular y la memoria cerebral. Por ello es importante que la
embarazada practique unos buenos hábitos sanitarios de alimentación, actividad
física, reposo y eliminación de sustancias tóxicas (tabaco, alcohol, …) pero
también que, dentro de sus posibilidades, procure manejarse en un contexto
adecuado de bienestar y equilibrio mental. En definitiva, que tenga en cuenta
el cuidado de su salud global. Durante todo el embarazo se produce una
comunicación madre-feto por la que el niño podrá percibir miedos, euforias, inseguridad
o cualquier otra emoción vivida por la madre. En el caso de Laura, además de
suavizar las náuseas, el primer tratamiento prescrito también le mejoró esa
angustia que relataba. Ello le dio mayor capacidad de disfrutar plenamente del
estado que vivía, y por supuesto Nil también lo notó. Porque además, la forma
que tiene de expresarse al mundo exterior un niño aún en el vientre de su madre
es única y exclusivamente a través de ella. Podríamos decir entonces, siguiendo
con el ejemplo anterior, que las náuseas podrían bien ser un reflejo de que el
niño se estaba quejando por algo, más que sólo interpretarlas como una
alteración anatómica o biológica del aparato digestivo de Laura. Siendo así, el
tratamiento recibido por su madre influyó también en Nil. En realidad lo que se
suele ver en la consulta es que cuando damos un tratamiento a una embarazada a
veces mejora su motivo de consulta a la par que se perciben cambios en la
dinámica, la posición o incluso los horarios del feto.
Otros ejemplos prácticos tratados
con homeopatía
También es frecuente que embarazadas poli medicadas por patologías de base
acudan a la consulta homeopática para intentar retirar o disminuir estos
fármacos sin que esto les agrave su estado de salud. Fue el caso de Luisa,
quien padecía una artritis reumatoide, y antes de buscar su primer embarazo
realizó esa visita para conocer si con homeopatía podría reducir los
antinflamatorios que tomaba diariamente. Durante el embarazo pudimos reducir la
dosis de los mismos, y actualmente sólo los precisa de forma esporádica. O
también recuerdo un caso en el que la futura madre estaba preocupada por si la
medicación ansiolítica que tomaba afectaría al feto. Al poco de visitarla pudo
dejar esa medicación, no sin antes haber logrado recuperar y fortalecer la
confianza en sí misma.
Otra situación que puede presentarse durante el embarazo es la fatiga
física exagerada. Fue el caso de Vanesa, gestante de su tercer hijo cuando la
conocí, al que ella describía como el más movido de todos. Su problema era un
estado de abatimiento extremo que le impedía hacer vida normal, incluso en
algunas fases del día no lograba levantarse de la cama, a pesar de que su
cuerpo se lo pedía a gritos. Presentaba mucha sensibilidad al frío, recuerdo
cómo temblaba en la consulta, así como mucha palidez cutánea. En su situación
el medicamento que la ayudó fue Arsenicum
Album.
El caso de Alba fue muy distinto. Se le diagnosticó una amenaza de aborto
cuando estaba de diez semanas, y se le prescribió reposo para intentar evitar
perder a Juan. Acudió de inmediato por consejo de su hermana, usuaria habitual de
homeopatía, relatando que todo había empezado con la brusca expulsión vaginal
de sangre caliente y con coágulos, acompañada posteriormente de presión
dolorosa en la zona supra púbica que irradiaba hacia lumbares. Se sentía
extremadamente inquieta y muy congestionada. Ese mismo día empezó a tomar un
sorbito cada hora de una preparación de diez glóbulos de Belladona disueltos en diez cucharadas soperas de agua. Cuando al
día siguiente su estado general había mejorado, empezó a poder distanciar las
tomas del mismo preparado hasta que pudo corroborarse ecográficamente que Juan
seguía bien implantado y creciendo sin problema.
Un enfoque humano y global
El cuerpo habla, y debemos aprender a escucharlo. Y durante un embarazo
pueden producirse expresiones sintomáticas no sólo de la propia madre sino
también del feto, que las canaliza a través de ella. Por ello el principal objetivo
ante cualquier signo de alarma durante la gestación deberíamos buscar la forma
de restituir plenamente las capacidades de ambos individuos, no sólo quedarnos
satisfechos con aplacar los síntomas expresados por la madre. De esa manera no
sólo aliviamos el sufrimiento sino que lo prevenimos. La medicina homeopática
es una herramienta segura y eficaz que definitivamente nos ayuda a lograr tan
digno cometido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario